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NECESIDADNECESIDAD.Examinamos en este artículo el concepto de necesidad desde los puntos de vista ontológico, metafísico y lógico. (Para este último aspecto véase también MODAL, MODALIDAD.) Algunas de las cuestiones planteadas por el concepto de necesidad en sentido real se encuentran en Determinismo (VÉASE). Tanto algunos presocráticos (por ejemplo, Anaxágoras, Demócrito) como Platón emplearon el concepto de necesidad, pero sólo Aristóteles dio sobre él precisiones suficientes. Un pasaje particularmente iluminativo al respecto se encuentra en Met., L VII, 1072 b sigs. Según el Estagirita, el concepto de lo necesario tiene los siguientes sentidos: 1) la necesidad resulta de la coacción; 2) la necesidad es la condición del Bien; 3) es necesario lo que no puede ser de otro modo y lo que, por consiguiente, existe solamente de un modo. El sentido 3) es el más pertinente para nuestro propósito y el que ha ejercido más larga influencia. Mediante el mismo podemos distinguir entre la necesidad, y el destino (VÉASE), así como entre lo que sucede por necesidad, y lo que tiene lugar por accidente, Ahora bien, aun reducida al sentido 3), la noción de necesidad puede entenderse de dos maneras: a) como necesidad ideal y b) como necesidad real; a) expresa encadenamiento de ideas; b) de causas y efectos. Otros autores, además de Aristóteles, analizaron el sentido o sentidos de 'necesario' y 'necesidad'. Por ejemplo, Boecio, en el libro I de sus comentarios a la Isagoge de Porfirio (In Isagogen Phorphyrii Commentaria, en Corpus Scriptorum Ecclesiasticorum Latinorum, 48), observa que en latín necessarius tiene, como , en griego, varios significados. Entre ellos cabe mencionar tres: el que tiene en Cicerón cuando dice que alguien es familiar suyo (necessarium), el que tiene cuando se dice que es necesario (necessarium) que vayamos al foro, y el que tiene cuando se dice que es necesario (necesse est) que el sol sea movido. De estos tres significados se puede eliminar el primero, porque no tiene nada que ver con lo que quiere decir Porfirio (y, antes de él, Aristóteles) por 'necesario'. En cuanto a los otros dos sentidos-segundo y tercero— mencionados, el segundo quiere decir algo así como 'útil'; «es necesario que vayamos al foro» equivale a «es útil que (o conviene que) vayamos al foro». Sólo el tercero tiene el sentido fuerte de «necesidad». Se trata, en el ejemplo indicado, de una necesidad «real», pero si aquello de lo cual se dice que es necesario lo es en virtud de alguna ley, cabe afirmar que la necesidad es «ideal». Es frecuente en muchos filósofos pasar de la necesidad ideal a la real y viceversa. En el primer caso se supone que hay una razón que rige el universo. En el segundo, que el riguroso encadenamiento causal puede expresarse en términos de necesidad ideal. Para evitar estas confusiones, los escolásticos propusieron confrontar la noción de necesidad con otras nociones modales (entendidas en sentido ontológico) y distinguir entre varios tipos de necesidad. En lo que toca al primer punto afirmaron que la necesidad incluye la posibilidad (VÉASE), es contradictoria con la contingencia (VÉASE) y es contraria a la imposibilidad. En lo que se refiere al segundo punto, propusieron varias distinciones en el concepto de lo necesario (definido como lo que es y no puede no ser, quod est et non potest non esse). En primer lugar, hay la necesidad lógica, la física y la metafísica. En segundo lugar, hay la necesidad absoluta (lo necesario simpliciter, y la necesidad relativa, condicionada o hipotética En tercer lugar, hay la necesidad coactiva y la necesidad teleológica. Finalmente, hay la necesidad determinada por el principio mismo de que lo necesario deriva: de la forma, de la materia, etc. Con lo cual se establece una gradación entre formas de necesidad que van de lo absoluto a lo más condicionado, y aun que permiten, inclusive, comprender la necesidad condicionada como una atenuación de la absoluta. En verdad, sólo de Dios se suele decir que no puede ser que no sea, non potest non esse. Sin embargo, las verdades eternas son también cuando menos para las direcciones «intelectualistas»- necesarias; aun cuando sean para las direcciones más voluntaristas dependientes de la «arbitrariedad» divina (véase Dios). Por lo general, la época moderna entiende la necesidad en un sentido preponderantemente ideal-racionalista, de tal modo que, más bien que distinguir entre la necesidad absoluta y la condicionada, distingue entre la ideal y la real, y atribuye a la primera un carácter absoluto (primero para la mente, y luego para la cosa misma). En Descartes, esto se hace posible por haber situado previamente a Dios fuera de la esfera de la necesidad propiamente dicha: Dios no hace lo que hace porque ello sea necesario, pero lo que hace crea las condiciones para que haya necesariamente lo que necesariamente hay. En otros autores, Dios y «necesidad» son diversos aspectos de la misma realidad. Para Spinoza, si algo es necesario es porque no hay ninguna razón que le impida existir: necessarium est id quod nulla ratione causa datur, quae impendit, quominus existat (Eth., I, prop. XI), definición tautológica sólo si no se tiene en cuenta que la definición del campo ideal se superpone exactamente en dicho autor con lo que ocurre en el campo real. En su intento de fundir las concepciones modernas con las distinciones antiguas, Leibniz distingue más bien entre los conceptos de necesidad metafísica o absoluta; lógica, matemática o geométrica; física o hipotética, y moral o teleológica. La primera necesidad lo es por sí; la segunda lo es porque lo contrario implica contradicción; la tercera, porque hay riguroso encadenamiento causal condicionado por un supuesto dado, la última, porque el acto necesario se deriva de la previa posición de fines. No hace falta decir que la escuela de Wolff intentó reducir también aquí las diversas acepciones al concepto racional, y la definición de lo necesario, tanto absoluto como condicionado. a aquello cuyo contrario implica contradicción (Wolff, Ontologia, § 279). Por otro lado, las tendencias llamadas empiristas descubrieron en la necesidad algo muy distinto tanto de un concepto abstracto como de un principio ontológico; como toda idea, la necesidad tiene que surgir de una impresión, de una representación, y de ahí que para Hume la necesidad sea resuelta últimamente en una costumbre. Kant intenta mediar entre estos opuestos con su teoría de la necesidad como categoría de la modalidad, procedente de los juicios apodícticos; la necesidad se opone entonces a la contingencia y es «aquello en que la conformidad con lo real está determinada según las condiciones generales de la experiencia». Después de Kant, en cambio, y sobre todo en el curso del idealismo alemán, el problema de la necesidad ha sido tratado más bien al hilo del problema de la libertad: lo que en el artículo correspondiente se ha dicho sobre ésta puede examinarse para comprender aquélla. Entre los filósofos contemporáneos que se han ocupado del problema de la necesidad (en sentido ontológico) destaca Nicolai Hartmann. Distingue este filósofo (cfr. Möglichkeit und Wirklichkeit, 1938, págs. 42 y sigs.) entre los siguientes tipos de necesidad: (A) La necesidad lógica, que tiene la forma del «si-entonces», aun cuando el «si» sea incondicionado. (B) La necesidad esencial que se refiere a todo el dominio del ser ideal, donde la estructura lógica formal representa un mero «corte». Esta necesidad esencial se opone a lo accidental, pues aunque arraiga en el ser ideal no se limita a él, sino que se extiende por el orbe de lo real. Pero también vale para esta necesidad la independencia del último fundamento. (C) La necesidad cognoscitiva, que depende de la lógica, aun cuando no consiste en una «necesidad de la intelección», sino en la «intelección de la necesidad». Por eso tal necesidad es tratada como una categoría modal especial. (D) La necesidad real, a veces identificada con la causal, aun cuando ésta sea sólo una manifestación de aquélla. En efecto, hay entre las cosas otras conexiones reales además de las físicas (las orgánicas, las estructurales, etc.). Sin embargo, el propio Hartmann reconoce que desde el punto de vista ontológico son fundamentales únicamente —por ser «modos de ser» primarios— la necesidad real y la esencial. El concepto ontológico de necesidad puede expresarse en enunciados como 'x es necesario', 'Es necesario que x', 'Es necesario que haya x', 'Es necesario que ocurra x', 'x tiene necesariamente la propiedad F', etc. 'x' denota a veces un objeto, a veces un acontecimiento o una situación, a veces un estado; 'F' denota una propiedad o cualidad. Es obvio que hay grandes diferencias entre estos tipos de enunciados, y especialmente entre dos de ellos: aquellos en los cuales se habla de la necesidad de un x, y aquellos en los cuales se habla de la necesidad para un x de tener la propiedad F. Ha sido común agrupar todos los enunciados de necesidad ontológica bajo un acápite común, y considerar a la par enunciados tan diversos como 'Es necesario que haya Dios', 'Es necesario que Dios sea omnisciente', 'Es necesario que esta mesa sea de madera', 'Es necesario que un color sea extenso', 'La sociedad sin clases es (históricamente) necesaria'. Esta agrupación se justifica sólo por cuanto en cualquier caso se dice que la necesidad es inherente al objeto, acontecimiento, situación, estado, propiedad, etc. En todos los casos, si se afirma que no es posible que algo no sea o no ocurra o no tenga tal o cual propiedad, se supone que tiene que ser (existir), ocurrir o tener tal o cual propiedad necesariamente, sea en virtud de un carácter absoluto, sea por razón de una cierta estructura dentro de la cual resulta ser necesario, o por ser tal como se dice que es en todos los mundos posibles. Clásicamente se distinguió en la necesidad —lo mismo que, en general, en la modalidad— entre una necesidad de re y una necesidad de dicto. La necesidad de re es la que concierne a la realidad misma. La necesidad de dicto es la que concierne a lo que se dice, a la dictio o discurso. La necesidad que hemos llamado «ontológica» es una necesidad de re. Es la que ha sido tratada por muchos autores en el pasado y aquella a la que se refieren las investigaciones de Nicolai Hartmann antes mencionadas. Algunos han distinguido entre la necesidad ontológica y la lógica. Otros han estimado que hay un paralelismo entre ambas, en el sentido por lo menos de que la necesidad ontológica se halla encuadrada en marcos lógicos, y en el sentido de que éstos incluyen modalidades capaces de dar cuenta de la necesidad ontológica. La necesidad lógica es una necesidad de dicto. Lógicamente la noción de necesidad se expresa mediante la cláusula modal (véase MODALIDAD) 'Es necesario que' (simbolizada por 'N') antepuesta a una proposición, enunciado o sentencia. Así, 'N p' se lee 'Es necesario que p'. La cláusula 'Es necesario que' no tiene por qué tomarse como cláusula primitiva en lógica modal, ya que puede derivarse de alguna otra cláusula sentada como primitiva. Por ejemplo, cabe definir 'Es necesario que p' en términos de 'Es posible que p' (simbolizada por 'M') más la conectiva 'no'. De este modo 'Es necesario que p', en símbolos 'N p' equivale a 'No es el caso que sea posible que no p', en símbolos 'EME p'. En cuanto cláusula modal, la noción de necesidad no es necesariamente atribuible a ninguna entidad, acontecimiento o propiedad. Muchos autores han tratado la necesidad desde el punto de vista lógico, considerando como sospechosa toda noción de necesidad ontológica. Una cosa es usar una cláusula modal que afecta a una proposición, enunciado o sentencia, y otra, muy distinta, es afirmar que hay entidades, acontecimientos o propiedades que son necesarios. A las indicadas sospechas se ha unido la oposición a toda lógica modal cuantificada. El interés por la noción de necesidad desde el punto de vista ontológico ha surgido de nuevo dentro de la revivificación del esencialismo (VÉASE), debida, entre otros, a Saul A. Kripke, Alvin Plantinga, David Lewis y Michael A. Slote. La semántica de Kripke con la introducción de la noción de designador rígido para todos los mundos posibles, puede ser entendida en una forma moderada como un sistema capaz de resolver varios problemas relativos al nombramiento de entidades, o de una forma radical como un sistema que permite introducir propiedades esenciales. Si se toma, como hace Plantinga, en este último sentido, se abraza entonces una ontología realista de cuño platónico, donde la noción de necesidad funciona con entero peso ontológico. La descripción de una propiedad en un determinado mundo posible hace de esta propiedad una propiedad esencial y, con ello, necesaria. Véase: O. Liebmann, «Drei Arten der Notwendigkeit», en el tomo Gedanken und Thatsachen, I, 1883, págs. 1-45. —Jacques Chevalier, La notion du nécessaire chez Aristote et ses prédécesseurs, 1915. —Guy Jalbert, O. F. I, Nécessité et contingence chez saint Thomas d'Aquin et chez ses prédécesseurs, 1916. —C. J. Ducasse, Causation and the Types of Necessity, 1924. —G. Stammler, Notwendigkeit in Natur— und Kulturwissenschaft, 1926. —Nicolai Hartmann, Zur Grundlegung der Ontologie, 1935. —Jean Laporte, L'idée de nécessité, 1941. —Albert Hofstadter, «Six Necessities», Journal of Philosophy, 54 (1957), 597-613. —Heinz Schreckenberg, Ananke. Untersuchungen zur Geschichte des Wortgebrauchs, 1964. —Jacques Monod, Le hasard et la nécessité: Essai sur la philoso-phie naturelle de la biologie moderne, 1970 (trad. esp.: El azar y la necesidad. Ensayo sobre la filosofía natural de la biología moderna, 1971). —Royal Institute of Philosophy, Knowledge and Necessity, 1970. —H. Koningsveld, Empirical Laws, Regularity and Necessity, 1973. —J. Hintikka, Time and Necessity: Studies in Aristotle's Theory of Modality, 1973. —M. Fisk, Nature and Necessity: An Essay in Physical Ontology, 1973. —J. Chiari, The Necessity of Being, 1973. —J. Lewis, ed., Beyond Chance and Necessity: A Critical Inquiry into Professor Jacques Monod's Chance and Necessity, 1974. —A. R. Anderson, N. D. Belnap, eds., Entailment: The Logic of Relevance and Necessity, 1975. —S. Blackburn, ed., Meaning, Reference and Necessity: New Studies in Semantics, 1975. —R. Harre, E. H. Madden, Causal Powers: A Theory of Natural Necessity, 1975. —U. Wolf, Möglichkeit und Notwendigkeit bei Aristoteles und heute, 1979. —B. Skyrms, Causal Necessity: A Pragmatic Investigation of the Necessity of Laws, 1980. —R. Sorabji, Necessity, Cause, and Blame: Perspectives on Aristotle's Theory, 1980. —M. Davies, Meaning, Quantification, Necessity, 1981. —K. K. Banerjee, ed., Mind, Language and Necessity, 1982. —I. Dilman, Quine on Ontology, Necessity, and Experience: A Philosophical Critique, 1984. —M. Lazerowitz, A. Ambrose, S. G. Shanker, eds., Necessity and Language, 1985. —G. P. Baker, P. M. S. Hacker, Wittgenstein, Rules, Grammar, and Necessity (An Analytical Commentary on the Philosophical Investigations, vol. 2), 1988. —B. Berofsky, Freedom from Necessity: The Metaphysical Basis of Responsibility, 1987. —H. J. Wendel, Benennung, Sinn, Notwendigkeit: Eine Untersuchung über die Grundlagen kausaler Theorien des Gegenstandsbezugs, 1987. —M. Mandelbaum, Purpose and Necessity in Social Theory, 1987. Para la noción de necesidad «ontológica» en el sentido indicado en el cuerpo del artículo, ad finem, véase: Saul A. Kripke. «Naming and Necessity», en Semantics of Natural Language, 1972; 2ª ed., ed. Donald Davidson y Gilbert Harman, págs. 252-355 y 763-769. —David Lewis, Counterfactuals, 1973; reed. correg., 1986, con un apéndice que indica otros escritos de D. L. relacionados con el tema. —Alvin Plantinga, The Nature of Necessity, 1974; reimp., 1989. En relación con esta obra, véase: R. Purtill, «Plantinga, Necessity and God», y A. Plantinga, «Existence, Necessity and God», New Scholasticism, 50 (1976), 61-72. —Michael A. Slote, Metaphysics and Essence, 1975. —Íd., íd., «Selective Necessity and the Free-Will Problem», Journal of Philosophy, 79 (1982), 5-24. —Véase también: A. Plantinga, The Nature of Necessity, 1989. —A. Sidelle, Necessity, Essence, and Individuation: A Defense of Conventionalism, 1989. back to Diccionario de filosofía | Encyclopedist
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