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POLARIDAD

POLARIDAD.Por analogía con los polos (Norte y Sur), que están opuestos entre sí, pero están relacionados —o, si se quiere, están relacionados en la forma de la oposición, o de la contraposición-, se habla, o puede hablarse, de polaridad para referirse a realidades, o a conceptos, o a doctrinas polarmente relacionadas, es decir, contrapuestas. La idea de polaridad en varios sentidos de esta palabra es muy vieja en filosofía y, en rigor, es más antigua que la filosofía misma, como lo muestra el estar incorporada en muchos lenguajes. Desde el punto de vista de la especulación, ya sea filosófica, ya religiosa, ya filosófico-religiosa, se encuentran muchos ejemplos de polaridad en el pensamiento indio, egipcio, griego, etc. En algunos casos, la idea de polaridad aparece bajo la forma de un dualismo (VÉASE); entonces los «polos» (reales, conceptuales o doctrinales) se presentan como opuestos y en conflicto, pero, como diría Unamuno, «abrazándose» en la oposición y en el conflicto.

Sería largo dar una reseña, aun sumaria, de las distintas nociones de polaridad en la historia de la filosofía, sobre todo si incluyéramos no sólo la noción de polaridad como noción central, sino también las diversas maneras en que se han presentado conceptos como «polos», con frecuencia complementarios. En este último caso habría que reseñar gran parte de los conceptos filosóficos que, como Acto y Potencia, Forma y Materia, Realidad e Idealidad, Existencia y Esencia, etc., aparecen en formas «polares» o «cuasi-polares». Que la noción en cuestión opera con frecuencia en diversos sistemas filosóficos, puede verse fácilmente en los artículos sobre filósofos; que opera con frecuencia en conceptos, o también en doctrinas, puede verse en muchos de los conceptos tratados en la presente obra. Además, es fácil ver que ciertas tendencias filosóficas han consistido en descubrir una armonía entre «polos» o en buscar una «síntesis», una «oposición de los contrarios» —como en Nicolás de Cusa, Hegel y otros muchos-, etc. (véase CONTRADICCIÓN). Nos confinaremos en este artículo a referirnos a algunas doctrinas filosóficas más recientes en las cuales no solamente la polaridad es manejada, sino también tratada como problema especial, con particular insistencia en algunas doctrinas en las cuales se ha hecho específicamente uso no sólo del concepto de polaridad, sino también del término `polaridad'.

Ello ocurre en Wilmon Henry Sheldon (VÉASE), el cual ha desarrollado una «filosofía de la polaridad» de la que hemos hablado en el artículo referido. Sheldon pone de relieve que la simple observación cotidiana nos pone en presencia de múltiples ejemplos en los cuales hay opuestos que cooperan y soporte mutuo de movimientos alternados (como se advierte ya en el andar del hombre, el cual no es posible sin dos «polos»: el pie derecho y el izquierdo). Éste y otros ejemplos apuntan a lo que Sheldon llama «principio de polaridad», el cual se manifiesta, entre otros modos, por medio de la tensión, en la cual no parece haber movimiento simplemente porque dos movimientos opuestos se han neutralizado. Este principio es, sin embargo, insuficiente, y hay que agregarle el «principio del proceso», el cual consiste en el movimiento por el cual se contraponen los «polos»; así, en el ejemplo del andar humano, el pie derecho y el izquierdo son «polos» a los que se agregan los «polos» de la pérdida de equilibrio y restablecimiento del equilibrio, y en la contraposición de estos dos pares de «polos» se produce el «proceso», es decir, el movimiento que es el andar. Ejemplos —más filosóficos— de polaridad son para Sheldon los «polos» «cuerpo-alma», «uno-muchos», «estructura-función». «Pero la polaridad no se limita a ellos. Impregna por completo las regiones dentro de cada uno; se halla en la estructura y comportamiento del átomo, de la célula viva, de la planta y del animal, del propio intelecto humano, del lenguaje, etc.»

Morris Raphaël Cohen (VÉASE) ha hablado asimismo de un «principio de polaridad» como principio de subordinación recíproca de determinaciones opuestas (acción y reacción; fuerza y resistencia; autosacrificio y autorrealización, etc.). Según hemos visto en el artículo sobre dicho autor, no se trata ni de una dialéctica de los conceptos al modo hegeliano, ni tampoco de un eclecticismo o «armonismo», sino más bien de una especie de complementariedad.

Filosofías explícitamente fundadas en la idea de la polaridad han defendido también autores como J. W. Buckham, Archie J. Bahm, Heinrich Blendinger, Louis William Norris, Amadeo de Silva-Tarouca (véanse algunos de los escritos de estos autores en la bibliografía). No todos ellos entienden la noción de polaridad del mismo modo ni todos se refieren al mismo tipo de polaridades. Así, por ejemplo, algunos destacan el concepto de polaridad como base de un método usualmente de tipo dialéctico (Buckham); otros se interesan por las categorías generales de la polaridad —categorías como las de «oposición», «complementariedad» y «tensión», con varias subcategorías—, así como por el examen de distintas formas de «polarismo» —monopolarismo; heteropolarismo; dualismo; «aspectismo» (Bahm)—; otros se interesan por la polaridad como ley universal (Blendinger) —un concepto de la polaridad o, mejor dicho, de la función que ejerce la polaridad muy semejante al que había defendido Gabriel Tarde (VÉASE)—, otros destacan la polaridad en los valores (Norris), correspondiendo a una de las características más universalmente reconocidas del valor (VÉASE); otros se refieren especialmente a la polaridad de la conciencia con la realidad (Amadeo de Silva-Tarouca [véase ONTOFENOMENOLOGÍA]). Hay autores que no han usado, o cuando menos no han usado como concepto central, el de polaridad, pero que han introducido de algún modo la polaridad en su pensamiento. Un ejemplo destacado es el de Unamuno; otro ejemplo puede ser el de Whitehead al proclamar que todos los «opuestos» son «elementos en la naturaleza de las cosas»; otro es el de Erich Przywara (VÉASE), especialmente en su doctrina de la analogía y en su tesis de que hay una máxima desemejanza en la semejanza.

Un pensamiento filosófico fundado en gran parte en la noción de polaridad de conceptos es el de August Ludowici (VÉASE). Este autor parece suponer que los conceptos polarmente opuestos son, o pueden ser, contradictorios, pero aun en este caso estima que no puede descartarse la polaridad, sino, al contrario, tiene que admitirse con el fin de evitar descripciones unilaterales. Según Ludowici, la polaridad se revela en el proceso lógico de comparación; a ésta se sobreimpone el proceso de ordenamiento por medio del cual se conjugan en un todo los conceptos y los puntos de vista polarmente opuestos.

Aun confinándose a la filosofía contemporánea, son muy diversas las doctrinas que se apoyan en el concepto de polaridad. La diversidad sería todavía mayor si incluyéramos en los tipos de pensamiento fundados en la polaridad nociones como la de complementariedad, a la que nos hemos referido en otro artículo (véase COMPLEMENTARIDAD [PRINCIPIO DE]), o ideas como la de «integración», de que hemos tratado asimismo en otro artículo (véase INTEGRACIONISMO). Un examen adecuado de la noción de polaridad debería tener en cuenta la mayor cantidad posible de modos de usar esta noción. Pero una vez efectuado un inventario suficientemente detallado, habría que distinguir cuidadosamente entre la idea de polaridad como idea central y la misma idea coma idea subordinada; entre las doctrinas que acentúan en la polaridad el conflicto y la tensión y las que destacan en ella la complementaridad o la armonía; entre «polaridad» y «oposición», «contraste», etc. Sospechamos que uno de los resultados de este examen sería el revelar que el concepto de polaridad sin más resulta demasiado abstracto para caracterizar ningún método o ninguna doctrina, y que dicho concepto adquiere sentido solamente cuando se muestra de manera concreta cómo se supone que opera la polaridad. Véase también BIPOLARIDAD; CONTRADICCIÓN; OPOSICIÓN.

Mencionamos por orden cronológico algunos escritos en los que se trata del concepto de polaridad u otros conceptos muy afines al mismo; en la mayor parte de los casos se trata de escritos de autores a que nos hemos referido en el texto del artículo: Gabriel Tarde, L'opposition universelle; essai d'une théorie des contraires, 1897. —A. N. Whitehead, Process and Reality, 1929, especialmente Parte IV, ii, sección vi. —M. R. Cohen, Reason and Nature, 1931; nueva ed. por F. Cohen, 1953. —Íd., íd., An Introduction to Logic and Scientific Method, 1934 [en colaboración con E. Nagel]. —Erich Przywara, Analogia entis, 1932. —C. K. Ogden, Opposition. A Linguistic and Psychological Analysis, 1932. —R. Heiss, Die Logik des Widerspruchs, 1932. —W. H. Sheldon, Process and Polarity, 1944 [del mismo autor la obra anterior: Strife of Systems and Productive Duality, 1918]. —J. W. Buckham, «Contrapletion: The Values of Synthetic Dialectic», Personalist, 26 (1945), 355-366. —E. A. Burtt, «The Problem of Philosophic Method», Philosophical Review, 55 (1946) 524-533. —Heinrich Blendinger, Polarität als Weltgesetz, 1947. —Archie J. Bahm, «Existence and Its Polarities», Journal of Philosophy, 46 (1949), 629-637. —Íd., íd., «Polarity: A Descriptive Hypothesis», Philosophy and Phenomenological Research, 21 (1960-1961), 347-360. —Íd., íd., «Theories of Polarity», Darshana [Moradabad, India], 2 (1962), 1-23. —Stéphane Lupasco, Le principe d'antagonisme et la logique de l'énergie (Prolégomènes à une science de la contradiction), 1951. —Íd., íd., L'énergie et la matière vivante, antagonisme constructeur et logique de l'hétérogene, 1962. —Richard McKeon, «Philosophy and Me-thod», Journal of Philosophy, 48 (1951), 653-682. —L. Büchler, L'armonia dei contrari, 1955. —Amadeo de Silva-Tarouca, Philosophie der Polarität, 1955. —Louis William Norris, Polarity: A Philosophy of Tensions among Values, 1956. —Gustav E. Müller, The Interplay of Opposites: A Dialectical Ontology, 1956. —George Spies, The Gospel of Contradiction: A Treatise on the Polarity of Experience, 2.a ed., 1960. —Paul Roubiczek, Denken und Gegensätze, 1961. —G. E. R. Lloyd, Polarity and Analogy: Two Types of Argumentation in Early Greek Thought, 1966. —Archie J. Bahm, Polarity, Dialectic, and Organicity, 1970; reed., 1988. —Walter Bloch, Polarität. Ihre Bedeutung für die Philosophie der modernen Physik, Biologie und Psychologie, 1972. —Francisco Cortada y Reus, El principio de polaridad disimétrica: El idealismo dialéctico sobre bases científicas, 1974. —S. Sugerman, ed., Evolution of Consciousness: Studies in Polarity, 1976. —O. Köhne, Polarität, 1981. —R. Steiner, Polarities in the Evolution of Mankind, 1987.

Véanse también bibliografías de los artículos COMPLEMENTARIDAD (PRINCIPIO DE); CONTRADICCIÓN; INTEGRACIONISMO, en algunos de los cuales figuran de nuevo varios de los escritos antes mencionados. Algunas de las obras mencionadas en el artículo PERIFILOSOFÍA se refieren asimismo al concepto de polaridad, especialmente como método o «forma de pensar».